miércoles, 14 de diciembre de 2011

Naturaleza

La mirada interior que abre sus torrentes de agua,
que recorren la piel como harapos colgando de los cuerpos,
como si quisiesen llegar al fin,
siempre retornando;
es un galope de sueños que viajan
por lo que, en la vida se pensó: siendo insaciables a las palabras.
El sello es la respuesta, el tiempo es el ruego, los ojos
que buscándote, rodean los objetos, siendo tú la necesidad del ahora,
del hoy,
del momento exacto.

Pues yo te busco con el oído,
tierra amada,
que por acostarme sobre ti, dejo el suspiro entrecortado
y corro en penumbras; mi luz,
siempre luz, porque iluminas día a día
mi camino.

Y porque juntos, tomamos forma en la esfera del cielo.

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